Tomo prestada una frase que @pgabilond ha escrito esta semana en Twitter para
tirar del hilo. A estas alturas del viernes, supongo que se habrán dado
cuenta de que llevamos varios días sin Papa y sin rey y no ha pasado
nada. La Tierra sigue girando alrededor de su eje como si nada. En
realidad, podríamos vivir y sobrevivir sin Papa, sin rey, sin
presidente, sin lehendakari, sin diputado general, sin alcalde y, si me
apuran, sin casi nada. Salvo el oxígeno que necesitamos para respirar y
la Real, el resto es prescindible. Por supuesto, en la categoría de
elementos accesorios incluyo a los periodistas, sobre todo después de
repasar el reciente Barómetro de Opinión del Centro de Investigaciones
Sociológicas (CIS). Según esta encuesta, elaborada sobre 16 profesiones
representativas de la sociedad, los plumillas somos los peor valorados.
Tenemos el dudoso honor de encabezar un cuadro de honor en el que
también figuran los jueces en la segunda posición y los abogados en la
tercera. Hemos pasado de las célebres tres P (Prostitutas, Policías y
Periodistas) al PJA (Periodistas, Jueces y Abogados). En una escala de 0
a 100 puntos, los periodistas obtenemos 59,09 puntos, a más de 20
puntos de los líderes, los médicos. En un momento en el que
ejercer esta profesión es más necesario y más difícil que nunca para
denunciar todo tipo de abusos de los poderes públicos y privados, hemos
alcanzado nuestra más baja cota. Algo debemos estar haciendo mal cuando
la sociedad tiene semejante percepción de nuestra labor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario