Para un aficionado al remo
y a la Real solo hay un domingo de septiembre que supera al de ayer: el
segundo domingo de septiembre, salvo que, como este año, la segunda
jornada de la Bandera de La Concha coincida con una jornada de descanso
en la Liga. Si uno es, además, hincha txuri-urdin y seguidor de la Ama Guadalupekoa, está que lo peta.
Y ya no digo nada si cumple la trilogía de ser de la Real, de la
trainera de Hondarribia y desfila en el Alarde. El próximo domingo, como
si lo anunciaran los mayas, se cae el mundo. Nunca en la historia se ha
dado la coincidencia de que la Ama Guadalupekoa gane el trapo
más prestigioso de la temporada en el día grande de las fiestas de la
localidad. No es que pueda arder Troya si los de Mikel Orbañanos
ganan la bandera, es que mismamente la ciudad se va a bañar en cava.
Para un hondarribiarra, si todo sale redondo, seguramente ese domingo es
el colmo de la felicidad. Después de tamaña concatenación de
acontecimientos, ya puede morir tranquilo. No digamos para el presidente
del club, Joxemi Elduaien, que, a no ser que tenga el don de la ubicuidad, no podrá estar en los dos sitios a la vez. A la misma hora que la Ama Guadalupekoa
se jugará La Concha, Elduaien, capitán de la compañía Beti Gazte (no
confundir con el club del mismo nombre de Lesaka), tiene cita en la
ermita de Guadalupe para renovar el anual voto a la virgen del mismo
nombre. Se encuentra entre la afición y la devoción. Por si acaso, no
diremos cuál es el club de fútbol de sus amores.
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