miércoles, 4 de septiembre de 2013

KERS

amigo conductor, te pongas como te pongas, si circulo por la variante de Donostia a 80 km/h y estoy adelantando a otro vehículo, no puedes ir a más velocidad, no me puedes ni debes adelantar. No pegues tu morro a mi culo. No me hagas aspavientos, ni ráfagas con las luces, ni sueltes exabruptos. Te pongas como te pongas, el límite está en 80 km/h. Dos conclusiones no demostradas científicamente he sacado desde que estalló la crisis y desde que entró en vigor el carné por puntos. Con la recesión, ha aumentado el número de multas que nos ponen las autoridades. Que levante la mano el que no haya recibido una sanción en los últimos cinco años. Y desde que se estrenó el sistema de puntos, ya no se pisa tanto el acelerador. Podemos combinar ambas apreciaciones y nos darían el mismo resultado. Pese a todo, sigue habiendo buenos puñados de conductores que circulan según sus propias reglas. El cagaprisas es particularmente pesado. Se trata de aquel automovilista que, cuando el semáforo está en rojo y él se encuentra en la tercera fila de la parrilla de salida, tiene la velocidad de reacción de un atleta de 100 metros lisos. Una milésima de segundo después de que el semáforo se ponga en verde, él ya ha hecho sonar el claxon. Luego está el conductor safety car. Este es aquel que llega a los tramos de radar en plan Fittipaldi, reduce la velocidad y, cuando ya está lejos del alcance de la máquina, mete el KERS, cual Fernando Alonso. Que hasta aquí quería llegar yo para poner la negrita y que me leyeran en Alonsotel, ese nuevo equipo ciclista que nacerá en 2014.

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