viernes, 18 de octubre de 2013

¿Se nos cae el país?

Primero fue Caja Navarra, luego Corrugados Azpeitia, más tarde el equipo ciclista Euskaltel-Euskadi, después Ibermática y ahora Fagor Electrodomésticos. Por no hablar de Kutxabank, hasta hace nada la joya de la corona, y ahora enfrascada en un rosario de recortes que afectan, sobre todo, a su obra social, a la vertiente más cercana al ciudadano, a ese pequeño torneo de pelota que ha dejado de patrocinar o a esa sala de exposiciones que pone en venta. La crisis se está mostrando con toda su crudeza y no distingue entre grandes, pequeños y medianos, ni entre sectores productivos. Hoy cae una publicación como la revista Euskal Herria (hace unos días se anunció su desaparición), mañana un mastondonte como Fagor y pasado mañana el comercio de la esquina. ¿Se nos está desmoronando el país a trocitos? No lo creo, aunque tampoco me alineo con la corriente optimista que asegura que esta profundísima recesión que ya va para cinco largos años, ha tocado fondo y ya solo queda ver la luz al final del túnel. Con la crisis, llegan las dudas. ¿Tenemos buenos gestores? ¿Es normal que nos gastemos un pastón en un megatren de alta velocidad y estemos discutiendo durante 20 años para que Donostia tenga una estación de autobuses decente? ¿Eran imprescindibles tantas carreteras si luego no podemos pagarlas? ¿Eran necesarios tantos polígonos industriales si no vemos más que carteles de Se vende? ¿Sabemos gestionar en la bonanza pero no en la escasez? Dudas, somos un mar de dudas ante un futuro incierto.

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