viernes, 8 de noviembre de 2013

Son las endorfinas

Durante las últimas semanas, cada vez que se ha asomado a la ventana ha visto pasar a alguien corriendo. No huye de nada ni de nadie. No se preocupe. Está entrenando. Y son las endorfinas. Aseguran los expertos en medicina deportiva que cuando corremos se activa una función de las endorfinas que estimulan nuestra sensación de placer. O sea, que aunque vayamos apretando los dientes y con cara de sufrimiento perruno, en realidad la estamos gozando. Que segregamos una sustancia que provoca que el bienestar invada nuestro organismo. Es más. Según afirmaba recientemente el periodista Gabriel Asenjo, correr incrementa los niveles de serotonina (vinculada con el estado de bienestar), de dopamina (relacionada con la estabilidad ecomocional y de motivación), y de melatonina (aporta más energía y capacidad de trabajo). Si conocen a algún aficionado a correr, sabrán también que alguna de sus mejores ideas se le han ocurrido durante uno de sus entrenamientos, por aquello de que se despeja la mente y se activa la creatividad. Y sabrán también que un corredor que se entrena frecuentemente, cuando está parado por una lesión es insoportable. Correr es un deporte barato (zapatillas al margen), autónomo (no se necesita compañía ni formar equipo), más o menos entretenido y basta con practicarlo durante media hora para sentir unos efectos placenteros, relajantes. Razones de sobra para explicar por qué este próximo domingo más de 28.000 personas unirán corriendo Behobia y Donostia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario