Ya puedes llevar en el
coche 40 kilos de hachís, 20 de marihuana, tres metralletas y cinco
kilos de amonal que, si detienen tu vehículo en un control policial, lo
importante es si has pasado la ITV. Sucede con frecuencia. Sea cual sea
el cuerpo de seguridad que instale el control, salvo que sea para
realizar un test de alcoholemia, la autoridad competente, casi por
instinto, dirige la mirada a la pegatinita que acredita si nuestro
utilitario ha superado el examen de rigor en esas instalaciones que, o
bien trabajan a medio gas porque parte de la plantilla está de huelga
(léase Irun y Urnieta), o bien están atestadas de coches y camiones que
guardan cola durante dos y tres horas (léase Doneztebe). Sí amigos, la
prueba de la ITV ha pasado de ser un engorroso trámite a un trámite
pesadísimo. Hemos pasado de hacerlo como se hacen aquí todas las cosas
(en un titá), a tener que esperar pacientemente en la cola practicando algo tan cool
como la calceta. O pidiendo cita previa que, en el caso de Irun, si se
hace a través de Internet, no se logra para antes del 12 de marzo.
Paciencia, paciencia. Hay que armarse de mucha paciencia. A las puertas,
dicen, de un desarme, se han multiplicado los controles policiales. Hay
de todos los colores: rojos, azules, verdes y azul oscuro. Hace unas
semanas, a un conocido cantante vasco le pararon los de la txapela verde
y el pinganillo. Le hicieron desmontar todas las cuerdas de su guitarra
para comprobar si llevaba droga escondida. Ahora nos enteramos de que
la Policía difundió el lunes un tuit en el que explicaba cómo esconder
porros si vas a viajar fuera del Estado. ¿En la trócola?
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