viernes, 10 de enero de 2014

San Martín

"el nuevo mercado de San Martín debe ser un portal tecnológico y de servicios propio del año 2000, un cibernario similar al existente en París". Palabrita de Odón Elorza. Acabamos de retroceder hasta el año 2000. Se acordarán porque aquella Nochevieja (o no sé si la anterior) se iba a acabar el mundo. Bucear en la hemeroteca tiene estas cosas. Te encuentras unos titulares que, pasados los años, chirrían con la realidad. El viejo mercado de San Martín se metió en obras en 2003 y dos años después nació un nuevo edificio. Pero ya no había rastro de aquella planta que se iba a dedicar a las nuevas tecnologías y al uso público de Internet. O quizás sí. Quizás el entonces alcalde se refería a que una de las dos moles que forman el mercado donostiarra iba a ser ocupada por una multinacional de los discos, los libros y la electrónica en la que, efectivamente, cuando entramos podemos probar el iPad y el iPhone, y escuchar unas canciones por los auriculares. Quizás es que lo interpretamos mal. La otra gran ala del mercado, hoy, varios años después, la va a ocupar enterita el señor más rico de España, ese señor que no gasta un duro en publicidad para vender su ropa porque todos le hacemos la propaganda gratis con el boca a oreja. Así que el mercado de San Martín (puestos de abastos al margen, donde se vende muy buen producto) se reduce a sendos mastodontes y cientos de metros cuadrados ocupados por dos megaempresas. Y es que una cosa es lo que se quiere y otra lo que se puede.

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