hay dos cosas que nunca
debes decir a una mujer. Bueno, hay muchas, pero aquí vamos a citar solo
dos. La primera: si te encuentras con una mujer que conoces y crees que
puede estar embarazada, nunca se lo debes preguntar si antes no lo has
confirmado con tres fuentes distintas. Puedes meter la pata hasta el
zancarrón y luego no sabrás por dónde salir. La segunda: cuando ves a
una mujer que acaba de llegar de la peluquería, nunca le debes decir que
el peinado le queda mal. Aunque sea evidente. Y donde digo mujer, digo
hombre, aunque, cierto es, cada vez quedan menos hombres con pelo. El
otro día, en una entrevista radiofónica, un peluquero vasco cuyo nombre
no recuerdo definió de una manera precisa qué es ser calvo: "Ser calvo
es dejar de ser esclavo de tu pelo". El mismo peluquero confesó que por
estas tierras existe un peinado que se llama el flequillo vasco, hoy
puesto de moda por una película que está de ídem. Aseguraba el peluquero
que turistas de Andalucía, Extremadura y Madrid entran en los locales
vascos (que, por cierto, las están pasando canutas con la subida del
IVA) para pedir el dichoso flequillo. Así que ya ven, no solo exportamos
la cultura del pintxo, también hemos patentado un tipo de flequillo que
es un tanto ambiguo: ni corto ni largo.
El flequillo vasco no es ni corto ni largo: es horroroso!
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