Lo escribo a falta de 18 días para que se celebre la final en Maracaná: Alemania ganará el Mundial. Y no lo digo porque sea mi favorita en la porra ni por simpatía con los teutones ni porque mi primo Thomas Müller se hinchara el lunes a marcar txitxarros. Alemania suma ya 24 años sin levantar el trofeo de oro de 18 quilates y lleva ya unos cuantos años amagando con conquistar un gran torneo. Si no fue casualidad que la selección española alcanzara la cúspide del fútbol en paralelo al juego de salón que desplegaba el Barça de Guardiola, tampoco es casual que el combinado germano haya reunido a una de sus mejores generaciones al cobijo de los éxitos del Borussia Dortmund y, sobre todo el Bayern de Múnich. Tienen hambre de títulos, y se nota. Serán campeones.
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