Adur, una inmobiliaria vizcaina, lleva unos meses aplicando en sus documentos el abc que impulsa Lectura Fácil Euskadi, una entidad que traduce, descifra los textos que nos resultan incomprensibles, desde contratos de arrendamiento a escrituras y actas de comunidades de vecinos. Para entendernos, ponen negro sobre blanco aquello que ni usted ni yo logramos entender. El día a día está repleto de trámites, búsquedas y burocracias varias que nos desesperan con sus tecnicismos para expertos en la materia. No entendemos ni “papa” de las características de la tablet que queremos comprar, nos suenan a chino todas las excelencias delsmart TV, nos perdemos cuando el mecánico nos dice que se ha roto la junta de culata y nos quedamos mudos cuando el técnico del gas nos describe la avería de la caldera. Por no hablar de las facturas de la luz, del gas y del móvil, que están redactadas para que no comprendamos nada y miremos solo el importe. Si no eres lego en la cuestión, es inútil tratar de descodificar todos los conceptos del recibo. Y por mucho que se empeñen los bancarios, nunca nos acostumbraremos a entender qué es el TAE y seguiremos leyendo hasta cinco veces los autos y las sentencias de los señores magistrados (memorable el auto de hace unos días del caso Fagor). En román paladino resultan más comprensibles.
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