Esta noche, con solo una hora de diferencia, coincidirán en un mismo recinto, que no escenario, Raphael y Anne Etchegoyen. Yo soy aquel actúa
a las 21.00 horas en el auditorio del Kursaal y la vocalista de
Donapaleu hace lo propio en el cubo pequeño. Ambos conciertos estarán
separados por apenas unos metros pero representan toda una metáfora de
este país tan lleno de contrastes. 1.800 butacas para escuchar a Raphael
y otras 700 para Etchegoyen. Se supone que la mayoría de las
localidades estarán ocupadas por ciudadanos vascos. Llámenle pluralidad,
gustos variados o diversidad. ¿Somos contradictorios? ¿Decimos una cosa
y hacemos otra? ¿Nos vanagloriamos de tener una televisión pública en
euskera pero luego vemos Telecinco? ¿Hay vascos fans de
Bustamante, que al mismo tiempo acuden a conciertos de Berri Txarrak y
coleccionan discos de La Oreja de Van Gogh? ¿Compramos en el quiosco a
la vez Hola y Argia? ¿Somos capaces de tragar basura como Sálvame o Mujeres, hombres y viceversa, y a continuación cambiar de canal y poner Hitzetik Hortzera?
¿Es contradictorio criticar a la familia real española, creer que son
unos chupópteros, pero no perder detalle sobre la vida de Felipe y
Letizia?¿Somos transversales o vivimos en compartimentos estancos?
¿Raphael, Etchegoyen o los dos a dúo?
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