Goran Stojanovic, Danuel
Saric, Rafael da Costa Capote, Borja Vidal Fernández, Bertrand Roiné,
Zarko Marcovic, Jovo Damjanovic y Jorge Luis Paván. ¿Serbios? ¿Bosnios?
¿Españoles? ¿Franceses? ¿Cubanos quizás Da Costa y Paván? Cataríes de
toda la vida. Los ocho citados forman parte de la selección de Catar, el
más artificial de los 24 equipos que disputan desde hoy el Mundial de
balonmano que se celebra en el emirato árabe. Sabido es que los jeques
no reparan en petrodólares cuando se ponen caprichosillos. ¿Que hay que
comprar un Mundial de fútbol? Se compra. ¿Que hay que montar una
selección para dar el callo en el Mundial de balonmano? Pues se compran
porteros, extremos, centrales y laterales. ¿Que hay que comprar una
hinchada porque la local es de chichinabo? Pues se contrata a la Furia
Conquense, a la Marea Rojiblanca y a la Peña La Patata para que animen a
grito pelao y vivan a cuerpo de hotel de cinco estrellas todo
incluido. Visto el equipo que le han montado al aragonés Valero Rivera,
se supone que, de cara al Mundial de fútbol de 2022 de Catar, echarán la
casa por la ventana. Y quien dice echar la casa, dice nacionalizar a
Messi como poco. Por dinero no será, que podridos están de pasta los
jeques. Y si hay que besar el escudo, se besa. Todo por la patria.
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