viernes, 27 de febrero de 2015

44 días y 44 noches

sus honorables señorías del Parlamento Vasco, 75 hombres y mujeres, asistieron el 23 de diciembre de 2014 al último Pleno del año antes de las navidades. Volvieron a celebrar una nueva sesión el 5 de febrero. 44 días y 44 noches después. Los niños de teta tienen menos vacaciones. Luego hablarán de las libranzas de los profesores. No sé si en el resto de Cámaras del Estado sucede lo mismo (en Navarra hubo Pleno el 15 de enero, por ejemplo). Mirado desde fuera, da la impresión de que la vida de los cargos públicos y la del común de los ciudadanos transcurre a velocidades distintas. 44 días sin actividad (salvo un puñado de comisiones a mediados de enero) son excesivos, aunque digo yo que sus buenas razones tendrán. En un país en el que las elecciones paralizan las decisiones políticas, se van dos meses preciosos entre la precampaña, la campaña, el recuento de votos y la toma de posesión. Frente a la burocracia y los larguísimos plazos que acostumbramos por aquí, tenemos a la denostada Grecia. Alexis Tsipras ganó el domingo por la noche, al mediodía del día siguiente ya había pactado el Gobierno y 48 horas después presentó su primer gabinete. Al cuarto día ya estaba negociando en Bruselas. Con los mínimos protocolos, las máximas garantías... y sin corbata ni Candy Crush.

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