domingo, 22 de marzo de 2015

Los jetas de la austeridad

a veces los gerifaltes de la economía europea (que no es lo mismo que la elite de las finanzas) te ponen las columnas a huevo. Los jetas que exigieron a gobiernos como el griego, el español o el portugués que metieran la tijera en la educación y la sanidad, que no revalorizaran las pensiones, que aplicaran el medicamentazo, que rebajaran los sueldos y que no tocaran a los de siempre; esos jetas con cara de mármol que laminaron los derechos sociales hasta límites insoportables; esos jetas que no saben qué es vivir para llegar a final de mes; esos jetas de coche oficial y hotel de seis estrellas, digo, se han pulido 1.300 millones en la construcción de la nueva sede del BCE en Fráncfort. Austeridad pura y dura. Han gastado 400 millones más de lo previsto (el presupuesto inicial era de 850 millones) en el flamante edificio que domina el skyline de la capital financiera alemana. Se ve que la receta que tanto les gustaba predicar de limitar el gasto público no iba con ellos. La astronómica cifra representa casi el doble del presupuesto anual de la Diputación de Gipuzkoa. Resulta obsceno que la institución que machaconamente ha exigido reducir el gasto, la que pagamos a tocateja cada uno de los ciudadanos europeos, dilapide semejante pastizal. Indecente es poco.

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