jueves, 7 de mayo de 2015

La campaña (I)

ya lo dice el maquiavélico Frank Underwood en la excelente serie House of cards: “Ningún político se resiste a hacer promesas que no podrá cumplir”. Pasen y vean. Si la precampaña les ha sabido a poco, llega ahora la campaña, que es lo mismo pero con más parafernalia, más palabrería y más sonrisas, aunque afortunadamente con fecha de caducidad: el viernes 22 de mayo. Es como la pretemporada y la temporada. Luego queda ese día suelto, tontorrón y anquilosado que llaman jornada de reflexión -como si fuéramos todos a estar pensando durante 24 horas a quién vamos a votar- en la que descubrimos que en su tiempo libre -oh my god- los candidatos van al monte, hacen las compras con su pareja o pasean. La campaña es el tiempo del puedo prometer y prometo. En el hit parade de las promesas, hay una por la que sienten predilección nuestros políticos locales: la regeneración de la bahía de Pasaia. No hay campaña que se precie en la que uno o más candidatos no se desplacen a la bahía para ofrecer los discursos de rigor y hacerse las fotos embarcados en una motora. En los siguientes cuatro años no son capaces de ponerse de acuerdo y lograr consensos (palabra que se gasta mucho estos días), pero que no sea por anunciar una promesa que no cumplirán.

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