viernes, 22 de mayo de 2015

La campaña (y IV)

el periodista deportivo Tomás Guasch acuñó hace ya unos años el término Cagómetro para referirse, por decirlo finamente, a clubes, dirigentes o futbolistas que, llegado el momento de dar el callo, se descomponían ante una situación delicada. Si el Barça encabezaba la Liga pero le apretaba el Madrid y se olía que podía perder el liderato, Guasch medía los cagaherzios entre jugadores, técnicos, directivos y aficionados blaugranas. Aplicado el susodicho aparato a la política, la comunidad y el partido que mejor reflejan el miedo a perder el poder son Navarra y UPN, que no son lo mismo aunque a veces lo parezca. El Cagómetro está que se sale en las filas de los conservadores forales. No hay más que echar un vistazo a la prensa afín para comprobarlo (Un inciso. Jaime Ignacio del Burgo debe ser la única persona en el mundo que en sus artículos usa el término euskalherríaco). Después de 19 años de ordeno y mando, el cambio de gobierno es posible aunque sea una tarea propia de jeroglífico acertar qué sigla o siglas gobernarán la tierra de la diversidad los próximos cuatro años. El barcinato llega a su fin (ya veremos si también la etapa de UPN en el Gobierno) y se nota, se siente, el nerviosismo. Ha aflorado tanta mierda bajo las alfombras del Palacio Foral que ya no sirve de parapeto el socorrido “que vienen los vascos”.

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