Martzelino Dorronsoro será mañana el único alcalde de Gipuzkoa que no tomará posesión de su cargo. Lleva 20 años en el puesto y continuará al menos otros cinco meses, hasta octubre, porque ningún paisano de Baliarrain se ha animado a relevarle. Dorronsoro puso fecha de caducidad a su mandato pero, al no haber candidatos a sustituirle, la localidad de Tolosaldea no celebró elecciones municipales. El 24 de mayo solo hubo una urna, la de los comicios forales. El caso de Baliarrain se podría extrapolar a otros municipios, sobre todo los más pequeños, que cada cuatro años tienen dificultades para completar sus listas. Y es que ser concejal es una tarea más bien ingrata, con mala prensa y desigual reconocimiento público y económico. Tienes poco que ganar (salvo que seas un corrupto vocacional) y mucho que perder. Si lo haces bien, pocos te van a felicitar porque es tu deber y obligación servir, ayudar y colaborar con tus vecinos; si lo haces mal, te lloverán las críticas, serás pasto de los rumores, te dejarán de saludar e incluso perderás algún amigo. La inmensa mayoría de las más de 640 personas que mañana serán alcaldes y concejales de Gipuzkoa trabajarán de forma altruista, robando horas a su tiempo libre y sin más pretensión que echar un cable en el pueblo. Tarea no les va a faltar.
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