No sé si alguna vez han
sentido la tentación de repostar gasolina en un surtidor repleto de
vehículos y camiones, y marcharse sin pasar por caja, como quien no
quiere la cosa, silbando. Sepan que, a diario, un centenar de
conductores lo hace. Según la patronal AOP, que agrupa a Cepsa, Repsol,
BP, Saras y Shell, en los tres últimos años esta escena se ha repetido
115.000 veces. O sea, 115.000 fulanos han llenado el depósito de su
vehículo (digo yo que si no vas a abonar el importe, mejor llenarlo
hasta los topes), y han hecho luego un sinpa en toda regla. Con
dos. Bajar, repostar y darse a la fuga. Todo en uno. Las empresas
aseguran que estos robos suponen unas pérdidas de cinco millones de
euros al año, que no pongo en duda porque la gasolina lleva ya unos años
a precio de lujo asiático, más otros dos millones por el coste de
interponer denuncias. Dicen también que estos robos entrañan riesgos
para la seguridad y el medio ambiente (sic). No dicen cuánto dinero
recuperan tras las denuncias. Seguramente, no hay lugar menos indicado
para robar y darse a la fuga que una gasolinera. Pocos sitios hay tan
repletos de cámaras de seguridad por todos lados. Así que, líbrense de
la tentación y pasen por caja, s’il vous plaît.
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