viernes, 30 de octubre de 2015

Lo que no mata... mata

deduzco que en la próxima revisión médica, a las ya clásicas preguntas del galeno (¿Bebe? ¿Fuma?), se añadirá una tercera: “¿Come carne roja, caballero?” “49 gramos al día. Ni más, ni menos”, responderé. Cada vez que leo alguna información sobre el cacareado informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), recuerdo los cuatro chuletones que nos zampamos hace quince días en Otsondo. Cojonudos no, lo siguiente. Carne roja, no, rojísima, cortada a trocitos, con un caldito en el que podías mojar tus barquitos de pan. Un goce para el paladar y el estómago, un atentado para nuestro organismo, a decir de los señores que velan por nuestra salud. Lo que no mata, ya no engorda, directamente mata. O, como señalaba en El País María Ballesteros, de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, “podríamos llegar a la conclusión de que no tenemos que comer nada. No moriríamos de cáncer sino de hambre”. De hambre, afortunadamente, no morimos. Si la cosa se pone fea, siempre nos quedarán los insectos que, según aseguran los expertos, aportan proteínas de alta calidad y son consumidos por más de 2.000 millones de personas. Hay hasta un ranking por cantidad consumida. Apunten: los escarabajos lideran la lista, por delante de las orugas, las abejas, las avispas y las hormigas. On egin dizuela.

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