jueves, 22 de octubre de 2015

Montañismo coherente

No esperen encontrarlos ni en conquistadores ni en realities ni en hormigueros. Tampoco busquen sus cuentas de Twitter y Facebook, o de cualquier otra red social, porque, simplemente, no las tienen. No van contando sus hazañas de tele en tele, y se podría decir incluso que son alérgicos a la fama. En estos tiempos de egos y divismos, de exhibicionismos individuales y de mostrar los asuntos más banales del deporte, ellos unen fuerzas para trabajar en equipo y subir montes. Con su ascensión al Chamlang, un desconocido sietemil de Nepal que algún ochomilista no sabría situar en un mapa, Alberto Iñurrategi, Juan Vallejo y Mikel Zabalza acaban de dar otro ejemplo de coherencia con su manera de entender el montañismo. Buscan picos poco frecuentados, a veces vírgenes, no colocan cuerdas fijas, meten en la mochila el material imprescindible y no arriesgan si vienen mal dadas. Una lucha de tú a tú con la montaña, en la que no siempre pisan la cima. Romanticismo y montañismo en estado puro de una cordada que incluso comparte generación (Iñurrategi es del 68 y Zabalza y Vallejo del 70). Su próximo objetivo se medirá por encima de los 8.000 metros, pero no duden que tirarán de originalidad y no subirán por una ruta normal.

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