lunes, 23 de noviembre de 2015

Hauxe da despedidia

en la banda sonora de nuestras vidas siempre figurará una canción de Oskorri. Hemos nacido, crecido y vivido bailando de parranda a los sones de Furra furra, cantando en las sobremesas Euskal Herrian euskaraz o esperando a que en la verbena de las fiestas del pueblo alguna chica nos pidiera un agarrao mientras sonaba Aita semea. 44 años y 3.000 actuaciones después, Oskorri entona la despedida. Y nos invade cierto sentimiento de tristeza porque podremos seguir escuchando los 500 temas que han compuesto (muchos de ellos recuperados del cancionero) pero sin disfrutar de sus directos, pura versatilidad musical. Hasta quince instrumentos (puede que fuera alguno más) conté en el recital que ofrecieron hace quince días en el Baluarte de Iruñea. Como muchas veces, como ayer en Bilbao, o como anteriormente en todas las capitales vascas, Oskorri ofreció un concierto precioso. Sonaron los clásicos, auténticos himnos de este país, y los menos clásicos en dos horas largas de recital de un grupo que ha sabido cautivar a varias generaciones sin perder su esencia, a euskaldunes y erdaldunes, a niños, jóvenes y mayores. Puro patrimonio cultural. Seguramente no ha habido un grupo más popular. Beste bat, beste bat, beste bat...

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