viernes, 6 de noviembre de 2015

Tan sencillo como correr

los expertos lo llaman Síndrome de los hombres que se ponen a hacer deporte después de ser padres por primera vez. Se trata de una patología que se observa sobre todo tras las vacaciones de verano y entrado el otoño, y tiene una de sus máximas expresiones este domingo, en la Behobia-San Sebastián. Después de años de sedentarismo, rebasada ya la treintena, se enfundan pantalón corto, camiseta y zapatillas, y ejercitan la sana y saludable costumbre de correr. Primero, para probar; superados los primeros sofocos, para disfrutar; y, ya en forma física, para competir, mayormente en la Behobia, convertida desde hace años en un fenómeno social. Llegados a este punto, el de los entrenamientos para la competición, las conversaciones familiares se trufan de palabras hasta entonces desconocidas como ritmo por kilómetro, lactato, fisio, tirada larga, liebre, pronador, masajista, series de 400 a dos minutos y un infinito vocabulario. Como todo en la vida, en el término medio está la virtud. Cuando se compite, sobre todo en una carrera como la Behobia, que sufre marquitis, conviene no obsesionarse, intentar disfrutar y cruzar la meta con una sonrisa. Pocas veces, por no decir nunca, se encuentra uno con un pasillo de miles de personas que te aplauden por hacer algo tan sencillo como correr.

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