miércoles, 23 de diciembre de 2015

Luisitos

no hay carrera sin corredores, pero tampoco sin voluntarios que cubran los cruces, ofrezcan agua en los avituallamientos y auxilien a los lesionados. Y no hay partidos de fútbol sin futbolistas, pero tampoco sin Luisitos. Cada equipo tiene su Luisito, una persona tan imprescindible o más que un jugador, un balón o un árbitro. No marcan goles pero cuando faltan se les echa de menos. Los Luisitos madrugan para llegar al campo antes que nadie, preparan los vestuarios, pintan las rayas del campo, cortan y riegan el césped, reciben a los trencillas, hinchan los balones, colocan cada camiseta en su lugar correspondiente y hasta ejercen de delegados. Cuando todo acaba, recogen los bártulos, los banderines, las camisetas, limpian las duchas, despiden a los árbitros y son los últimos que apagan la luz. Incluso hacen de casco azul cuando los partidos se tensan y el árbitro y los jugadores, o los propios jugadores, se las tienen tiesas en el túnel de vestuarios. Ponen la calma y la paz. Todos los equipos tienen su Luisito. Nosotros, los del Gure Txokoa, también. Luisito Irazoki, para más señas. 27 años lleva colaborando de manera altruista para que quienes disfrutan jugando al fútbol se preocupen solo de eso, de jugar. Acaba de recibir la Medalla de Plata al Mérito Deportivo. Zorionak, Luisito.

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