sábado, 7 de mayo de 2016

Gobernar con anteojeras

uno de los pecados capitales de los partidos políticos cuando llegan al poder es gobernar con anteojeras. Gobiernan solo para los suyos, sin mirar a los costados. Durante sus tropecientos años de Gobierno en Navarra, UPN, muchas veces con el apoyo de la muleta de un PSN que ni está ni se le espera, no solo despreció a un amplio sector de la sociedad que no comulgaba ni comulga con su ideología, sino que lo arrinconó con normas y leyes creadas ad hoc. La obsesión de UPN con el euskera, ETB, el modelo D y todo símbolo que huela a Euskal Herria raya lo paranoico. Su amarga victoria en las últimas elecciones y el posterior paso a la bancada de la oposición darían paso, dijeron, a una moderación en su discurso. Retirar la denuncia que había puesto contra las emisiones de ETB hubiera sido una buen primer paso para dulcificar su mensaje. No lo retiró y ni siquiera comunicó la demanda al Gobierno de Barkos en el traspaso de poderes. En sus casi dos años de travesía en el desierto, UPN, en lugar de regenerarse, ha incidido en su versión más retrógrada y cerril. El socorrido “que vienen los vascos” ya no hay quien lo compre. Si no se pierde en peleas estériles y gobierna sin anteojeras, el gobierno del cambio tiene cuerda para otra legislatura.

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