son apenas 53 segundos de
grabación, pero condensan como pocas veces porqué por estos pagos
vivimos y disfrutamos el deporte sin necesidad siquiera de calzarnos
unas zapatillas. Hablo de las imágenes grabadas el pasado domingo por un
cámara en el instante en el que Kilian Jornet y el suizo Marc
Lauenstein afrontaban la ya mítica subida de Sancti Spiritu en la
maratón Zegama-Aizkorri. Bajo la lluvia, el frío y el viento, cientos de
espectadores hicieron un pasillo humano para dar calor a Jornet,
Lauenstein y el largo pelotón de 500 corredores que participaron en la
prueba. El periodista (y corredor) catalán Albert Jorquera ha definido
el paso por Sancti Spiritu como el “Maracaná de las carreras de
montaña”, y el mismísimo diario L’Equipe también hace
referencia al mismo en su web y muestra el vídeo en cuestión, que ayer
sumaba más de 800.000 visitas. La secuencia es un compendio de lo mejor
que representa el deporte: dos atletas en pleno esfuerzo, cientos de
personas animándoles y un grupo de voluntarios (al arrancar la cuesta
hay un avituallamiento) velando por el buen discurrir de la carrera. La
estampa sucedió en la Zegama-Aizkorri pero se repite casi cada semana.
Cuando nos regalan los oídos diciendo que somos la mejor afición del
mundo (aplicable también al ciclismo) no es un cumplido.
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