Me sumo al coro de voces que cantan las excelencias de Sueño de una noche de verano, la popular obra de Shakespeare, readaptada por Patxo Telleria, que cada día al caer la tarde se representa en el parque de Cristina Enea. Visto el dineral que se ha invertido en otros fastos de la capitalidad que se celebraron con más pena que gloria, cuesta creer que una representación con tanta diversidad de buenos actores y actrices, tantos intervinientes (coros, músicos, bailarinas, dantzaris, técnicos, camareros, cocineros) y tantos y exquisitos detalles con el espectador se haya llevado a cabo con poco más de 800.000 euros. Por aquello de no desvelar sorpresas a quienes vayan a acudir a las funciones que restan, diremos que el espectáculo huye de lo convencional para adentrase en el terreno de la originalidad y los sentidos. Durante tres horas el espectador disfruta del gusto, el olfato, la vista, el oído y el tacto en un espectáculo con una puesta en escena extraordinaria. Fernando Bernués e Iñaki Rikarte dirigen el que ya es considerado uno de los hitos de la capitalidad que perdurarán en el tiempo. Para servidor, que no acude con frecuencia ni a casamientos ni a obras de teatro, asistir a la boda del año fue un gustazo, un plan redondo. ¡Vivan los novios! Por cierto, el segundo plato, exquisito. Como para repetir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario