Hace ya tiempo, Josu Jon
Imaz, entonces jefe del PNV, aseguró en una entrevista que su pasión
oculta era planchar: “Me plancho siempre los pantalones los domingos por
la noche viendo la CNN, practicando mi inglés”. No es habitual
que los políticos confiesen sus intimidades. Urkullu, Otegi, Mendia y
Zabala lo hicieron el lunes en ETB-2 en la primera parte de La otra cara de l@s polític@s
(el PP, anclado en el pasado, se descolgó del reportaje por la
presencia de Otegi). El caso es que descubrimos a un Urkullu que también
se relaja con las tareas del hogar, en este caso fregando platos, y que
podría trabajar de panadero si perdiera la Lehendakaritza. Un Urkullu
que necesitó una Celestina para su primera cita con su mujer. Supimos
que a Otegi también le gusta fregar, que es de lágrima fácil, que se
casó por poderes y que en su primera cita le pidió una foto a quien hoy
es su mujer. Mendia, experta en hacer croquetas, relató cómo conoció a
su marido en una Casa del Pueblo, confesó que sufre escoliosis y que
tuvo un segundo embarazo complicado que le llevó a la UCI. Y Zabala, la
única que enseñó su casa (“Vaya pedazo de casa”, en palabras de Julian
Iantzi), confesó que fue muy buena estudiante, que cuida con mimo su
huerta y que se le da bien correr. Para ganar un voto, a veces un
retrato cercano vale más que mil discursos.
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