viernes, 2 de septiembre de 2016

Tres veces tres

nos dijeron que meter el sobrecito en la urna es lo que pomposamente se llama la fiesta de la democracia y, como nos encantan los saraos, ya vamos para la tercera fiesta en un año. Que no pare la marcha. Tres veces tres a la llamada de las urnas. Tres tediosas campañas electorales con sus tres tediosas precampañas. Tres veces tres repitiendo las entrevistas a los mismos candidatos con sus mismas promesas, y tres veces tres haciendo la foto conjunta de inicio de campaña para la portada del periódico en ya no sabemos dónde porque se nos acaban las ideas. Tres veces tres paseando durante la campaña electoral en el barquito que une San Pedro y Donibane, que no sea por no prometer que lo de la regeneración de la bahía esta vez como que sí. Tres veces tres llegando al buzón esos sobres que ni quiera abres porque no esperas nada. Tres veces tres hablando de progreso, democracia, consenso, bienestar, justicia social, empleo para todos y toda esa palabrería que se suelta en esos mítines a los que ya no acuden ni los del partido. Tres veces tres debatiendo en la tele bajo formatos enconsertados. Tres veces tres hablando de Venezuela y pasando de mentar la corrupción ni otras zarandajas. Tres veces tres y así hasta las navidades de 2019, un suponer.

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