markel Olano se quejó la noche del miércoles en Twitter
del tratamiento que recibe el euskera en el Campeonato de Euskal Herria
de Pintxos que se ha celebrado esta semana en Donostia. No es la
primera vez que lo hace un responsable público. El año pasado el
Ayuntamiento de Hondarribia, el municipio que habitualmente acoge el
concurso, redujo la subvención a los organizadores por el mismo motivo.
Basta un vistazo a la web del campeonato o a sus perfiles de Facebook y Twitter
para comprobar el olímpico desprecio y la nula sensibilidad que muestra
por la lengua de Etxepare. La web solo se puede consultar en castellano
y, más allá de palabras como Euskal Herria, pintxo y Donostia, la
ausencia del euskera es patente en su portal de Internet y en sus
comunicaciones, y también lo fue durante la final del miércoles en el
Kursaal. No es un caso aislado (tampoco conviene generalizar), pero a
diario nos encontramos con establecimientos hosteleros con cartas y
paneles en un único idioma. Lo que resulta inexplicable es que las
instituciones que patrocinan y apoyan económicamente un evento no exijan
a sus organizadores que ofrezcan la información en las dos lenguas
oficiales del país. Hasta los clubes de Tercera Regional lo hacen.
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