En una reciente
entrevista, Inger Enkvist, catedrática de Español, asesora del
Ministerio de Educación de Suecia y experta en la comparación de
sistemas educativos occidentales, ofreció algunas de las claves del
éxito del modelo finlandés. La principal reside en el respeto de los
padres, los alumnos y el Estado a los profesores y al sistema educativo.
Los docentes son profesionales bien formados, bien considerados y bien
retribuidos. Tiene una reputación social notable labrada durante años.
En España, acabamos de observar, entre lo absurdo y lo patético, cómo la
Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres del Alumnado
(Ceapa) convocaba una huelga de deberes los fines de semana de este mes
de noviembre que concluye hoy. Desconozco qué seguimiento ha tenido
semejante memez. Supongo que estos convocantes que protestan por las
tareas escolares son los mismos que despotrican contra los profesores y
sus vacaciones, los profesores y sus bajas y los mismos que se quejan de
las tareas pero cada comienzo de curso no dudan en apuntar a sus
chavales a piano, solfeo, inglés, fútbol, danza clásica y lo que sea. Si
unos padres transmiten a sus hijos una desconsideración hacia los
profesores tal como una huelga de deberes, no hay modelo que valga. Ya
es un problema de educación.
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