Descifrar las facturas de
la luz y del gas es una tarea complicada. Una labor que te puede llevar
un buen rato hasta que te familiarices con términos como “peaje de
acceso de energía”, “facturación por potencia”, “facturación por
energía”, “precio voluntario para el pequeño consumidor”, “canon de
finca”, “término fijo”, “tarifa de último recurso” o “gestor técnico del
sistema”. No me los he inventado. Figuran todos en sendas facturas de
sendas empresas que comercializan electricidad y gas. Hace ya un tiempo
que las compañías telefónicas se vieron obligadas a hacer comprensibles sus
facturas, a fuerza de reclamaciones de sus clientes. Cuesta, pero
llegas a entender qué significa cada concepto, a pesar de que sigan
incluyendo expresiones como “Detalle de datos GPRS originados Roaming”
para explicarte que te cargan en tu cuenta un servicio por utilizar
Internet en el extranjero con tu móvil. Las comercializadoras de gas y
electricidad también abundan en explicaciones, pero el lenguaje que
utilizan no ayuda. Eso sí, unas y otras incluyen siempre un concepto (el
alquiler del contador en el gas y el alquiler de equipos de medida y
control en la electricidad), que en apariencia no supone más de tres
euros por factura al mes, pero que digo yo que les reportará pingües
beneficios. Ya saben aquello de... granito a granito se hace una
montaña.
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