viernes, 13 de enero de 2017

Elegir el oficio

Elegir una carrera a los 18 años, en la frontera entre el instituto y la universidad, no suele resultar una tarea sencilla. Salvo que desde tu tierna infancia tengas vocación por ser profesional de un oficio determinado, sueles ser un mar de dudas. ¿Ciencias? ¿Letras? ¿Una ingeniería? ¿Empresariales? ¿Magisterio? ¿Periodismo? En los últimos años las universidades se han destacado por abrir sus puertas y mostrar a los potenciales alumnos qué caminos pueden tomar para seguir formándose hasta alcanzar la hipotética meta laboral. Al otro lado de la muga llevan ya años practicando una fórmula distinta que arranca mucho antes de que los estudiantes alcancen eso que llamamos mayoría de edad. Entre los 16 y los 18 años, los alumnos pasan una semana en una empresa o similar que guarde vinculación con la profesión que quieren desempeñar en el futuro. Si el alumno aspira a ser farmacéutico, hace un stage (es el término con el que se conoce esta fórmula) de una semana en una farmacia; si quiere ser periodista, conoce una redacción; si lo suyo es el mundo del cine, acude a un rodaje. El propio alumno, y no su centro escolar, se encarga de buscarse la vida y encontrar un destino en el que llevar a cabo el stage. Luego observa, analiza y decide si quiere un futuro laboral como el que acaba de ver.

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