viernes, 21 de abril de 2017

Albaola

Si todavía no ha visitado Albaola de Pasaia, ya está tardando. No solo porque la nao San Juan ya ha tomado buen cuerpo y se aprecia la dimensión que adquirirá de aquí a un tiempo, sino porque todo lo que envuelve el proyecto merece muy mucho la pena. La construcción de una réplica del ballenero vasco que se hundió en la costa de Canadá en 1565 estaba incluida entre las grandes iniciativas de Donostia 2016. Tras mil avatares, el proyecto quedó orillado. Lejos de naufragar, el equipo que patronea Xabier Agote ha seguido armando la embarcación de madera pieza a pieza y calcula que pueda botarse en tres años. La construcción de la nao, que se puede seguir in situ, sirve de gancho a una instalación que es a su vez museo de historia y factoría artesanal. Nos ayuda al mismo tiempo a entender la relevancia de los balleneros vascos y a comprobar sobre el terreno cómo se puede construir en el siglo XXI un barco del año 1500 con técnicas del siglo XVI. Ahí radica parte de la magia de un proyecto necesitado de cariño. En el tramo final de la visita, un panel muestra las diferentes piezas de la nao y se ofrece a las empresas la posibilidad de patrocinarlas. Casi la mitad están vacías, sin mecenas. Sepa que a partir de 40 euros puede apadrinar un clavo. Siempre podrá decir que contribuyó a construir la San Juan.

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