somos varios por aquí los que estamos enganchados a alguna serie. Es hablar de Narcos
y hacerse un corrillo en la redacción. Para hablar de programas de
televisión ya tenemos en este periódico a nuestro experto de cabecera,
que pasa revista todos los sábados en ON, así que yo he venido a hablarles de Big little lies,
una serie de siete capítulos que me ha tenido pegado a la pantalla las
últimas semanas. A diferencia de la mayoría de series, que se prolongan
varias temporadas con la consiguiente pérdida de fuelle de los guiones,
esta producción parece que no tiene continuidad. Y digo parece porque
son siete capítulos de una hora y, de momento, no hay visos de que haya
una segunda temporada. Para no revelarles la trama, diremos que se trata
de una serie de mujeres y sobre mujeres, mujeres ricas, por precisar, y
sus relaciones familiares, con sus hijos, sus maridos, sus ex y sus
amigas. Una de esas series tan en boga que te enseña el final sin que lo
descubras hasta el último minuto. Y una serie poco común en el sentido
de que aborda un asunto tan trágica y desgraciadamente corriente como el
de la violencia doméstica... pero en la clase alta. Merece la pena ver
la serie. Y brillante el papel de una Nicole Kidman que se llevará más
de un premio por dar vida a Celeste.
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