En los últimos cinco años, la Assemblea Nacional Catalana ha celebrado otras tantas Diadas que han reunido a centenares de miles de personas. Se estima que a la primera convocatoria, en 2012, acudieron entre 600.000 y un millón y medio de personas. La cifra fluctúa según la fuente que se consulte. En posteriores convocatorias, la última la semana pasada, la movilización ha sido también masiva. En paralelo, durante los últimos meses se han llevado a cabo decenas de actos en favor del derecho a decidir. No ha habido ni el más mínimo incidente. Tampoco ha habido altercado alguno en las citaciones, registros de empresas y sedes institucionales, y concentraciones de las últimas semanas. Tampoco cuando, como ayer, el Gobierno de Rajoy ha elevado la tensión. A lo más, forcejeos. Cero violencia. Todas las protestas han sido pacíficas, entrega de claveles incluido. Nada comparable, por ejemplo, a una celebración de los culés en Canaletas o de los merengues en la Cibeles, que suelen acabar con disturbios sí o sí. Y, sin embargo, desde algunos mentideros (sobre todo de Madrid) se agita a diario el fantasma de la violencia, encantados de que el asunto se balcanice. Los suizos alucinan. Con Rajoy, noski.
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