Mi sobrino Peru va a ir hoy por primera vez a Anoeta. Ayer nos llamó su madre para ver si teníamos un gorro o una bufanda de la Real. No tengo claro cuál es el equipo preferido del chaval, Gure Txokoa al margen. Le he visto vestido con la equipación entera de la Real, con la de Osasuna (la del portero Nauzet, de amarillo de arriba a abajo), la del Barça, la de la selección italiana, la de Portugal y la del PSG (unos gayumbos). El verano pasado, en vísperas de su cumpleaños, nos pidió que le regaláramos la camiseta de Dybala, el argentino de la Juventus. El caso es que no tenemos ni gorro ni bufanda de la Real. Tengo una bandera txuri-urdin que cayó en mis manos hace más de 25 años, en aquel derbi de San Mamés en el que el recordadoTxipirón Atkinson marcó un txitxarro que no fue suficiente para ganar al Athletic. Ahogamos aquellas penas con una farrilla estudiantil por el Casco Viejo. Mi primera vez, como la de hoy de Peru, fue ante el Espanyol (entonces Español de Barcelona) en Atocha. No recuerdo que vistiera la camiseta de la Real. Si tuviera que comprar ahora una, sería sin publicidad, sin serigrafiar ningún nombre (que luego pasa lo que pasa) y, a poder ser, de los años 80. A lo sumo, rotularía en la espalda el nombre de Genaro Celayeta. Pero no hay mejor debut que con un triunfo. Así que Peru, hoy toca ganar.
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