Los medios de comunicación, como el teatro y el Real Madrid, estamos siempre en crisis. Cuesta horrores cuadrar balances, en los medios, digo, no en el Madrid, que maneja un presupuesto de casi 700 millones de euros. A lo que iba, que me disperso. No estamos en los medios de comunicación para muchos dispendios, pero no estaría de más contratar a expertos para separar el grano de la paja, para conocer qué es real, qué es una noticia pura y dura con sus fuentes, sus confirmaciones y demás, y qué es una invención, un montaje o una mentira de las de toda la vida. Las fake news han existido desde tiempo inmemorial, pero el problema se ha amplificado por mil con la expansión de Internet y las redes sociales. Ya dudas hasta de tu sombra. Así que ayer te topas con un titular que dice que la Audiencia Nacional descartó acusar de un delito de terrorismo a un ultra francotirador, o a un francotirador ultra, que lo mismo da, que tenía “clara voluntad” de atentar contra Pedro Sánchez, y no te lo crees. No andan sus señorías (en especial los magistrados del Supremo) en su mejor momento, pero no te acabas de creer que la Audiencia Nacional, tan contundente a la hora de encarcelar a ocho jóvenes por una pelea en un bar, rechace investigar a un tipo que, según los Mossos, estaba dispuesto a matar al presidente del Gobierno.
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