Las acusaciones contra Plácido Domingo por presunto acoso sexual a nueve mujeres han concidido en el tiempo con el final de la miniserie La voz más alta, que retrata el ascenso y caída del fallecido Roger Ailes, el todopoderoso presidente de Fox News que vejó a periodistas y trabajadoras de la conservadora cadena de televisión para satisfacer sus deseos sexuales. El caso Ailes nunca llegó a juicio porque este hombre que encumbró a presidentes republicanos de EEUU, desde Nixon y Reagan a Bush y Trump, murió pocos meses después de que la expresentadora Gretchen Carlson presentara una demanda de acoso (con grabaciones) y de que la revista New York ofreciera más testimonios de abusos sexuales del ejecutivo a mujeres. Caso tras caso, sea Ailes, Kevin Spacey o Harvey Weinstein, se repite el mismo patrón: hombres que utilizan su ilimitado poder para conseguir favores sexuales ante mujeres en inferioridad. Las investigaciones determinarán si Plácido Domingo se valió de su poder para abusar de mujeres, pero escudarse en que los valores de hoy no son los mismos que los de hace años no se sostiene. Ese pasar por el aro con el que muchos hombres han sometido la voluntad de las mujeres durante años era condenable entonces y mucho más ahora.
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