viernes, 6 de septiembre de 2019
Euskadi-Murias
Si se cumplen las previsiones más optimistas, Euskadi-Murias anunciará este mes una noticia aún mejor que la soberbia victoria de Mikel Iturria en Urdazubi. Jon Odriozola, mánager deportivo del equipo, no soltó prenda en la entrevista que concedió en agosto a este periódico, pero en el trasfondo de sus palabras se deduce que podría llegar un nuevo patrocinador que permitiría a la escuadra dar un salto de calidad. Manchado durante años por los casos de dopaje, el ciclismo parece que va saliendo de la crisis de reputación y de espónsors. Sin público que abone una entrada y sin recibir un euro por los derechos de televisión, se trata de un deporte que se tiene que ganar las alubias ejerciendo de embajador de la marca o marcas de turno que luzcan los corredores en culottes y maillots. La fórmula parece que funciona. El Bora-Hansgrohe, que ingresó en la elite mundial del ciclismo hace solo tres años con Peter Sagan como tarjeta de visita, es el mejor ejemplo. El retorno económico que ha supuesto las victorias del equipo alemán para las dos marcas ha sido enorme. Solo en el caso de Hansgrohe (mire su alcachofa de la ducha, puede que sea de esta casa comercial), ha crecido un 30% gracias a su notoriedad en el ciclismo. El Euskadi-Murias, que ha ido creciendo pasito a pasito, no sería una excepción, con el añadido de que detrás tiene un sustento de un valor incalculable: una afición identificada con sus colores.
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