Alejandro Amenábar recibió el pasado fin de semana un aluvión de palos después del estreno de Mientras dure la guerra, su última película. Nada fuera de lo común tratándose de una materia como un filme, que a unos gustará y a otros decepcionará... si no fuese porque buena parte de las críticas eran de personas que no habían visto ni un solo segundo de la película. Opinar de oídas es un deporte nacional. En los últimos tiempos, con la irrupción de las redes sociales, es el pasatiempo favorito de esos que llaman haters. Dan cera no solo al creador, en este caso Amenábar, sino a quien publica un tuit digamos que elogioso sobre el filme. Los haters son los tertulianos 4.0. Las opiniones de oídas abarcan todos los ámbitos. En el de la prensa escrita, por ejemplo, no diré que es habitual pero sí que ocurre a veces que una persona llama a la redacción para quejarse de una noticia... que ni siquiera ha leído. Generalmente, se lo ha contado un amigo. O un asesor, si hablamos de políticos. Pues eso, que si van a criticar a Sergio Ramos, vean primero la serie o lo que sea sobre su vida que emite Amazon. Simplemente, para confirmar que es el bodrio hortera que sospechaban. Así no tendrán que opinar de oídas.
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