El remozado Anoeta estrena mañana apellido. Un apellido que al principio era largo, pero que al final es corto y queda apañadito. Para alguien no muy puesto en aseguradoras, el apellido puede resultar hasta confuso porque de Real a Reale solo hay una ede diferencia. La Real se suma a una tendencia que desde hace años se impone en el deporte: esponsorizar el continente y el contenido de los clubes. En este caso, se trata de rebautizar el nombre del estadio y asociarlo con el de una marca comercial. Ya saben aquello de que por mi dinero, emparento con quien quiero, así que los euros mandan. Dos millones por temporada durante seis años no son moco de pavo. No es nuevo por estos lares que se renombre una instalación deportiva. Con más pena que gloria, hace unos el Gobierno municipal de Odón Elorza decidió que Illunbe se denominara Donostia 2016 Illunbe para dar un empujón a la candidatura de la capitalidad cultural europea. En otros lares, Madrid, por ejemplo, hace tiempo que teatros, pabellones deportivos y hasta estaciones de metro llevan aparejado el nombre de una casa comercial. Así que no se extrañen si en unos años rebautizan el Kursaal, Tabakalera, el Aquarium, el Victoria Eugenia y hasta el marco incomparable. Patrocinado por Nikon, por supuesto.
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