No he visto ni la precuela ni la secuela ni las trilogías de Star Wars, más conocida por estas tierras como La guerra de las galaxias. Si quiero ver la nueva entrega que avanzaba ayer nuestro compañero Harri Fernández, ya me puedo dar prisa por ver del tirón las ocho anteriores porque el noveno capítulo (o como se diga) llegará a Donostia, como se decía antes, en primicia, el 18 de diciembre. En realidad, no consumo películas de ciencia ficción. Tampoco películas de terror y se me atraganta el cine asiático. Debe ser alguna tara mental. Lo del cine asiático viene de lejos, desde que en 1985 me llevaron al cine Bidasoa de Irun a ver Ran, de Akira Kurosawa. Ya saben, una obra maestra. Me sucedió también con otra de esas que califican de películas sublimes, aunque en este caso europea: Rompiendo las olas, de Lars von Trier. Una tortura. Y hace unos meses me pasó algo parecido con Roma, de Alfonso Cuarón. A veces las expectativas que se crean son proporcionales a la decepción que te llevas. Sucede lo mismo con los libros. He leído tanto en la prensa sobre Patria que me da una pereza terrible leer el libro. Así que haré lo que se hace en estos casos: ver la serie. Pero ya que hablamos de películas y libros, les recomiendo uno: Quizás vivir sea esto, de Jorge Egocheaga.
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