A partir del próximo martes, cambia el recibo de la luz. Si ya costaba horrores entender la factura, desde el 1 de junio nos piden que hagamos equilibrios. Por resumirlo en unas líneas, el precio cambia según la hora de consumo. Será más caro de 10.00 a 14.00 y de 18.00 a 22.00 horas; tendrá un precio intermedio de 8.00 a 10.00, de 14.00 a 18.00 horas y de 22.00 a 0.00 horas, y será más barato de 0.00 a 8.00 horas, los fines de semana y los festivos. Cada tramo tiene un nombre: punta, valle y llano. Si piensa que el cambio es para que las eléctricas ganen aún más miles de millones, es usted un malpensado. La modificación obedece a un fin loable: se quiere avanzar en el proceso de descarbonización. Y para alcanzar el objetivo, la solución consiste en que los consumidores seamos más eficientes al usar la electricidad. Si nos atenemos a los horarios que se han fijado, nos podemos ahorrar unos euros en la factura a costa de atormentar todas las noches a los vecinos con el ruido de la lavadora y el lavavajillas. Que los hay silenciosos, pero también hay aparatos que suenan como coches de carreras. Otra fórmula que se ha hecho popular estos días es planchar a partir de las 0.00 horas. Ya dijo en su día Josu Jon Imaz que planchar relaja un huevo. Seguro que mejora hasta nuestro karma. Probaré mañana, que encima es sábado y será más barato.
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