Como aún no he visto Maixabel, vengo a hablar de Condena, una excelente miniserie británica de tres capítulos que aborda la justicia restaurativa desde otro punto de vista. Condena no se centra solo en la reinserción de los presos porque su trama toca varios palos, pero el perdón, el sentimiento de culpabilidad y la reconciliación entre víctima y victimario están presentes en las tres horas que dura la miniserie. Al contrario que en Maixabel, aquí el victimario no es un preso condenado por delitos de terrorismo. El protagonista es un recluso que cumple condena por un atropello. Por resumirlo, el desgraciadamente clásico accidente en el que un conductor borracho mata a un ciclista y se da a la fuga. Sean Bean, en una magnífica interpretación, da vida al preso Mark Cobden, que solo cuando se ve encerrado en la prisión es consciente de que ha antepuesto el alcohol a su mujer, a su hijo y su trabajo como profesor. Una religiosa (perdón por destripar la historia) le sirve de enlace para contactar con la familia de la víctima, reacia desde el principio a mantener encuentro alguno con el condenado. Solo al final, cuando ya ha cumplido su pena, Cobden consigue una cita con la mujer de la víctima, que accede a leer la carta del preso que nunca quiso recibir. Es una cuartilla con la palabra perdón (sorry) repetida una y mil veces. Tan simple y tan complejo.
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