El otro día nos llegó a un grupo de WhatsApp un mensaje en el que nos invitaban a colaborar como voluntarios en una carrera popular. Como recompensa, recibiríamos "un bocadillo, una bebida, una camiseta y 20 euros". No es por hacer apología del bienquedismo ni tampoco pretenden ser estas líneas una crítica al club que envió la propuesta pero, del pack de cuatro recompensas, me sobran los 20 euros. Cuando uno ofrece su tiempo libre para colaborar en la causa que sea, el dinero es lo de menos. Cuando te plantas en un cruce con un banderín o estás en un avituallamiento, la mejor recompensa es el pintxo de tortilla y la caña que te tomas con el resto de voluntarios cuando se ha acabado la faena. Porque, del mismo que no hay carrera sin corredores, no hay prueba que se pueda disputar sin voluntarios. Son imprescindibles. Debería ser de obligado cumplimiento parar siempre en los avituallamientos. Más que nada por respeto a los voluntarios. Si alguna vez coinciden con el gran Indurain en una prueba, fíjense en él. Saluda a todo el mundo y es capaz de tirarse media hora en un avituallamiento. En fin, que no puedo colaborar en la prueba de la que hablaba porque participo como corredor. Un dorsal bien pagado, un dinero bien invertido porque va a parar a uno de los clubes que mejor trabaja la cantera: Bidasoa Atletiko Taldea.
viernes, 28 de enero de 2022
domingo, 23 de enero de 2022
Después de la vida
viernes, 14 de enero de 2022
El tiempo
Cuatro veces al año, coincidiendo con el cambio de estación, la delegación de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en Gipuzkoa ofrece una rueda de prensa para resumir la recién finalizada y avanzar el tiempo que se espera para la que acaba de comenzar. Está demostrado que la probabilidad de acertar las condiciones atmosféricas no va más allá de cinco días, a lo sumo siete. Es decir, que hoy podemos saber qué tiempo va a hacer el próximo martes con una predicción fiable, pero es imposible conocer si el 29 de enero lloverá o disfrutaremos de un sol estupendo. No tiene sentido hablar del tiempo que va a hacer a lo largo de un estación que dura tres meses; de que el invierno va a ser "suave" o la primavera "seca". Del mismo modo que no tienen fundamento científico las cabañuelas que tanto revuelto han armado estos días en Madrid, o las témporas. Estas dos últimas son a la meteorología lo que la astrología a la astrofísica (el copyright no es mío, es del físico y meteorólogo de Aemet Juan Jesús González Alemán). Y ya que estamos hablando del tiempo, no está de más que los periodistas dejemos de usar expresiones como "buena meteorología" o "mala climatología" cuando nos referimos al tiempo. La meteorología es la "ciencia que estudia los fenómenos atmosféricos", y la climatología es el "estudio del clima". Un partido no se suspende por la adversa meteorología, se suspende porque hace mal tiempo. Y las complicaciones en una carretera no son por la "mala climatología", son por el mal tiempo.
viernes, 7 de enero de 2022
Una de recomendaciones
lunes, 3 de enero de 2022
12 meses, 12 montes (IV)
Vamos con un clásico de las navidades. Recordar las doce cimas que hemos pisado este 2021 en esta cuarta edición de 12 meses, 12 montes, que empezó allá por enero de 2018. Ya saben que solo hay un requisito: para subir a cada monte, el campo base debe estar en un núcleo urbano. La salida y la llegada siempre son desde alguna localidad. Arrancamos 2021 con la subida al Mortxe, en el valle navarro de Ollo. En febrero fue el turno de Elomendi, o Higa de Monreal, esa mole que asoma en la carretera a Sanguesa. Atxuria, también conocido como Peña Plata, llegó en marzo desde Urdazubi. En abril subimos un clásico, Irumugarrieta, desde Gaintza, una pared. Corto pero duro. Y en mayo, un monte cercano a Irumugarrieta, Ttutturre, desde Intza, en un entorno espectacular. Con el sol de junio la lista engordó con el Aratz desde Zegama, y en julio, un caluroso domingo nos liamos la manta a la cabeza y completamos la Zegama-Aizkorri, por lo que sumamos el Aketegi. Ibintza, desde Arantza, fue el elegido en agosto, y Mendieder, desde Berrizaun, en septiembre. La niebla en Erakurri, que subimos desde Ezkurra, no nos dio tregua en octubre. En cambio, Soratxipi, desde Beintza-Labaien, fue una gozada en noviembre, y Karakate, desde Elgoibar, ha puesto este diciembre el colofón al año. En 2022, otros doce. Urte berri on!