Al hilo de una conversación que escuché hace unos días, aquí va un juego. Consiste en confesar cosas que uno nunca ha hecho aunque se hayan puesto de moda, tradiciones que no ha cumplido, lugares que nunca ha visitado aunque parezca que ha ido todo el mundo o planes que pueden ser fastuosos, a lo Georgina (pronúnciese yeoryina), o modestitos, pero que nunca se han materializado. Empiezo yo. Nunca he corrido un encierro. Nunca he usado el aeropuerto de Hondarribia, ni para despegar, ni para aterrizar. Nunca he hecho esquí alpino. Nunca he asistido a una ópera. No he leído Patria. Nunca he estado en Italia (ni en Galicia). No he visto la Guerra de las Galaxias. No he leído ningún libro de Mario Vargas Llosa. No he practicado nunca el nudismo aunque sí he estado alguna vez en una playa mezcla textil-nudista. Nunca he comido (pagando) en un restaurante tres estrellas Michelin. Nunca he pasado las vacaciones en un crucero. Nunca he corrido la Zegama-Aizkorri. He cubierto partidos del Real Unión, Beasain, Sanse, Barakaldo, Zamudio y Sestao, pero nunca he estado en Ipurua, ni tampoco en el otro templo de Eibar, el Astelena. Nunca he estado en el Parlamento Vasco (ni en el navarro). En fin, lo confieso: no sé bailar el zortziko. Nunca es tarde.
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