La pobreza es invisible, sobre todo si te llamas Enrique Ossorio y eres el consejero de Educación, sí, de Educación, de la Comunidad de Madrid. Ossorio protagonizó el miércoles una de las intervenciones políticas más vergonzosas de los últimos meses, y eso que, desgraciadamente, declaraciones lamentables como las suyas están a la orden del día, casi siempre en boca de la ultraderecha. Lo miserable de Ossorio fue no tanto rebatir, que también, un informe de Cáritas que cifra en 1,5 millones el número de personas que están en riesgo de exclusión social en Madrid capital, sino, sobre todo, las formas que empleó para expresar su discrepancia. Si no han visto las imágenes, hablan por sí solas del personaje. Al tiempo que decía esta frase ("Y sale a la calle y ve que existe pobreza y hay que luchar contra ella; pero ve que le dicen: en Madrid hay tres millones de pobres, pues, ¿por dónde estarán?), se giró y miró al suelo en un gesto como buscando pobres. No se puede ser más indecente. Para encontrar pobres, Ossorio no tiene que mirar al suelo. Puede pasarse por algún aula de colegios públicos de Madrid y preguntar a las profesoras. Ayer una de ellas confesaba que hay alumnos que llegan a clase sin desayunar. Muchos de ellos, hijos de inmigrantes. Cuando tienes los bolsillos llenos y las necesidades básicas y no básicas bien cubiertas, la pobreza es invisible.
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