Leo entre perplejo y confundido que a la chavalería le sienta fatal que viejunos como yo contestemos a los mensajes que nos cruzamos vía canales como WhatsApp con un “Ok”. Está mal visto. Si respondemos con un “OK.”, es decir, en mayúscula y con punto, es aún peor porque significa que “has declarado la guerra” a tu interlocutor. Para no enfadar a los chavales, que ya sabemos que escriben los mensajes con una pulcritud y una ortografía que ni el maestro don Antonio, hay que responder con un “ok”, en minúscula, o, a ser posible, con un “okk”, con dos “k” (minúsculas). Entendido. Digo, Ok, u okk, yo qué se. Leo en el mismo artículo de prensa que el símbolo de la berenjena o el melocotón, que no tengo ni idea de cuáles son, tienen un significado distinto para un adolescente y para un señor o señora mayorcetes. Para los chavales tienen un significado sexual (😲😲). Sigo leyendo en el mismo periódico, que no es este, una entrevista a un tipo que dice ser coach y especialista en eneagrama, el diagrama de las nueve pasiones humanas, que están divididas en nueve eneatipos: ira, orgullo, vanidad, envidia avaricia, miedo, gula, lujuria y pereza. Y solo me atrevo a responder: Ados. Ok, makey.
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