Ana Obregón, alias Anita, ha sido abuela de aquella manera a los 68 años y Rupert Murdoch, de 92 años, se lo ha pensado mejor y ha pospuesto la boda que iba a celebrar este verano con Ann Lesley Smith, de 66. La vida después de los 60 se ve que es maravillosa. A cuenta del affaire Obregón, no está de más recordar a otro nonagenario, Clint Eastwood, que en Harry el Sucio dejó una manida frase que viene a cuento en estos casos: “las opiniones son como los culos, todo el mundo tiene una”. Yo tengo culo pero no tengo una opinión muy formada sobre la cuestión, y además a usted seguramente le importa un higo. Así que le dejo un extracto, muy resumido, de una reflexión que me ha gustado de Verónica Fumanal: “Se compra una nieta con semen de su hijo fallecido (...). Y, además, lo remunera económicamente y le quita a esta criatura con días de vida lo único que iba a tener, que era su privacidad, su derecho a la intimidad. Pienso en esta niña, cuando vaya creciendo, la circunstancia tan tremenda que va a tener que asumir por un capricho que ha podido sufragarse la progenitora de su padre (...). Esta señora no le ha dado la oportunidad de ser una persona mínimamente normal porque le ha metido una cámara en su cara y ha vendido su exclusiva. Para ella ha sido como si fuera una inversión”.
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