Los ciudadanos de Murcia votaron el pasado 28 de mayo para elegir el nuevo parlamento de la región. Tres meses después (se cumplirán este lunes), la autonomía sigue sin gobierno y se mantiene en funciones el gabinete de Fernando López Miras, del PP, ese señor que tiene un parecido físico razonable con el padre de Mari Luz. Las elecciones generales se celebraron el 23 de julio. El primer pleno de investidura está previsto para los días 26 y 27 de septiembre y, en el caso de que ni Feijóo ni Sánchez consigan suficientes apoyos, se convocarían nuevos comicios para el 14 de enero. Casi seis meses después de las elecciones. Lo único potable de esta ensalada de fechas es que, como sería una repetición de elecciones, la campaña electoral se reduciría a una semana, aunque sería de agradecer que se la fumaran por completo. De paso nos ahorraríamos bastante gastos superfluos, mucho papel y bastantes promesas que se quedan en eso, en promesas. Ya puestos podrían cambiar la ley y designar a los presidentes de gobierno como se hace con los alcaldes. Hay tres semanas entre las elecciones y la votación para designar nuevo alcalde. Aquí es al revés y cada vez más se estila el modelo belga. Los belgas estuvieron 650 días sin gobierno entre 2018 y 2020, pero no hay mal que por bien no venga: mejoraron la corrupción, el paro y la economía.
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